En el capítulo 6 de “Sacerdotes o Cosmonautas“, Andrea Faber Kaiser nos invita a un viaje cósmico para desentrañar los secretos más ocultos de la Luna. A través de observaciones y relatos históricos, compartimos los misterios que han intrigado a científicos y astrónomos por generaciones.
Desde los primeros registros en el siglo XIX, las anomalías lunares han captado la atención de numerosos investigadores. Fenómenos como fogonazos, líneas luminosas, y alteraciones en la morfología de cráteres han sido documentados a lo largo de los años.
Un caso notable es el del Dr. H. P. Wilkins, quien en 1953 declaró haber observado cúpulas de hasta tres kilómetros de diámetro en la región del Mar de las Crisis, así como un puente colosal. Estas observaciones, junto con las fotografías captadas por misiones como el Apolo 8, han alimentado especulaciones y teorías sobre la Luna.
Además, figuras como Sir John Herschel y el Dr. Klein han contribuido con sus observaciones, enriqueciendo el misterio que rodea a nuestro satélite natural. Marius Lleget, por su parte, destacó la presencia de un intrigante rectángulo de 20 kilómetros de lado en el cráter Goclenius, captado en una fotografía del Apolo 8.
Estos misterios y anomalías continúan sorprendiendo a la humanidad, recordándonos que la Luna sigue siendo una fuente inagotable de preguntas y descubrimientos. ¿Qué otros secretos nos revelará en el futuro?
Cap 6 – LA LUNA VIVA
Antonio Marco llama la atención sobre una de las fotografías tomadas por astronautas del programa Apolo distribuida por la NASA en que se observa un cráter lunar que presenta las siguientes particularidades: tonalidad diferente, bordes nítidos y demasiado perfectos, interior de forma geométrica con filo al parecer rayado, un mástil que se inserta en el mismo centro geométrico de la circunferencia y qué proyecta su correspondiente sombra. El cráter produce la impresión de encontrarse algo más elevado del suelo de lo que es habitual en los circos lunares, una rampa o pendiente que sale exactamente del borde del circo y que tiene forma de cuadrado geométricamente perfectos una cruz inscrita en el interior del cuadrado de una exacta simetría, una sombra recta que está detrás de la rampa en el interior del cráter.
Y nuestra luna sigue ofreciendo interrogantes. Como las prolongadísimas reverberaciones observadas a raíz de las misiones Apolo 11 y Apolo 12, comentándolas el doctor Gary Latham del observatorio Lamont de la Universidad de Columbia dijo que deberíamos olvidarnos de todo, lo sabido y volver a comenzar desde el principio. Como parece ser el caso para la luna en general.
Conocidos de todos son los LTP (Lunar Transient Phenomena), fenómenos lunares transitorios, una somera relación histórica de los cuales nos la ofrecen, por ejemplo, las páginas 89 y 90 de la serie Cíclope Informa, ya mencionada. El concepto actualmente sostenido acerca de los LTP es que se trata de actividades de tipo endógeno.
Ignacio Darnaude Rojas-Marcos, especialista en este tema, ha reunido y analizado pacientemente varios centenares de observaciones efectuadas en los últimos 300 años por competentes astrónomos profesionales de todas las latitudes que prueban la existencia de cierta actividad volcánica o de otro tipo en la superficie de nuestro satélite. Se han registrado en múltiples ocasiones luces o fogonazos, líneas luminosas, manchas negras, figuras geométricas, aparición y desaparición de estructuras en el suelo lunar, alteraciones en la morfología de ciertos cráteres, cuerpos en movimiento, nieblas o emisiones de gases, etcétera. Los cambios transitorios no están distribuidos al azar, sino que se concentran preferentemente en unas pocas regiones lunares, entre las que destacan los cráteres Aristarco, Gassendi, Platón y Alfonso. Por cierto, dice Darnaunde que jamás se han publicado las fotografías de estas zonas críticas tomadas por los ingenios espaciales Ranger, Surveyor y Lunar Orbiter, y la NASA siempre se ha negado a suministrarlas, pese a que en repetidas ocasiones las he solicitado a Washington, Hampton, Virginia y Pasadena.
Hay otros tipos de actividad aparte de la endógena sobre o cerca de la Luna.
Sir John Herschel descubre en noviembre de 1821 unos puntos brillantes sobre la Luna y poco después un punto brillante cerca de ella que no es una estrella porque se desplaza con nuestro satélite.
En la noche del 23 de noviembre de 1877, el selenógrafo británico doctor Klein y otros astrónomos de los Estados Unidos contemplaron estupefactos el desconcertante espectáculo que les brindaban varias motas de luz que, surgiendo sobre la Luna procedentes de diversos cráteres, convergían en el circo Platón, atravesando su muralla externa y se reunían en el interior de dicho circo formando un inmenso triángulo luminoso.
Antonio Rivera señala el curioso caso del cráter Linneo en el Mar de la Serenidad al que en 1824 se le atribuyó un diámetro de 7 km y al que desde 1867 se declaró oficialmente desaparecido. En su lugar se observa una aureola blanca que bien pudiera ser, en opinión de Rivera, la consecuencia de haber sido recubierto con una materia plástica translúcida y usada como base.
El Dr. H.P. Wilkins, director del grupo lunar del British Astronomical Association, declaró el 21 de diciembre de 1953 en una entrevista radiofónica que habían sido observadas gran número de cúpulas en la región del Mar de las Crisis. La más pequeña de estas construcciones hemisféricas media más de 3 km de diámetro y eran de color blanco muy vivo. También habló Wilkins de un puente que medía unos 3 km de longitud por 1500 metros de altura, proyectaba una clara sombra bajo los rayos solares. La construcción parecía digna de un ingeniero.
En 1896, el director del Smith Observatory en los Estados Unidos vio un objeto redondo y oscuro cruzando lentamente la Luna en diagonal.
En abril de 1894, el astrónomo holandés Müller había sido testigo de un fenómeno idéntico.
Lamey publica en 1874 y en la L´Anneé Scientifique una visión de gran número de cuerpos negros que cruzaban la Luna.
El 24 de abril de 1874. El profesor Schafarick de Praga observa un objeto blanco que cruza el disco lunar con lentitud y sale de él .
Desde Dourite en la Dordogne francesa., se vio el 15 de noviembre de 1899, a las 19 horas, un enorme cuerpo luminoso blanco, rojo y azul que se movía como un cometa cerca de la Luna.
El 26 de noviembre de 1910, durante un eclipse, se ve una especie de cohete que parte de la Luna. Aparece la noticia en The Nature, Francia. Para la misma fecha, el Journal of the British Association for the Advancement of Science publica la noticia de que durante el eclipse se vio sobre la Luna una mancha luminosa.
El 7 de agosto de no de 1869 se observan unos objetos cruzando la Luna que parecían marchar en líneas rectas paralelas. Testigos fueron, entre otros, el profesor Swift de Matton, Illinois, y en Europa los profesores Hines y Zentmayer.Recoge la noticia igualmente, el Journal of the Franklin Institute.
Ocho miembros de la Sociedad Astronómica Aster de Barcelona, a la cabeza de los cuales figuraba Don Francisco Almor, observaron durante varias noches seguidas, del 14 al 21 de junio de 1959, con un telescopio de 400 aumentos, el paso de una sombra elipsoide sobre el disco de la Luna. Su trayectoria era de Sur a Norte, basculando en pasos +- 15 segundos en un período de más o menos +-35 minutos.
El objeto que proyectaba esta sombra debía girar en órbita lunar a una altura de unos 2000 km, su tamaño era de unos 35 km. (107)
Marius Lleget llama la atención sobre el cráter Goclenius.Sobre una nítida fotografía que proporcionó de él el Apolo 8. En sus detalles internos, se observa un rectángulo que puede medir 20 km de lado y otras aparentes rectificaciones del terreno tanto en el interior como en las propias murallas del mencionado cráter que permiten suponer a priori, dice, que “no todo lo observado en Goclenius es obra de la naturaleza.”
Sin duda se trata de una observación muy atrevida, pero conviene tener en cuenta, puntualiza, los siguientes factores al tratar del curioso aspecto de Goclenius.
Sin duda se trata de una observación muy atrevida, pero conviene tener en cuenta, puntualiza, los siguientes factores al tratar del curioso aspecto de Goclenius. Goclenius:
- la naturaleza no acostumbra a respetar la línea recta,
- las probabilidades de un fenómeno natural que se asemeje a la obra reformadora del hombre, es decir, la geometrización del paisaje son muy escasas. Y
- en la Luna no existe erosión dado que carece de atmósfera y por lo tanto, la geometrización de las formas interiores del cráter Goclenius resultan altamente sugestivas y sugerentes
y queda como siempre un etcétera algo más creciditos de lo que nos imaginamos.
(107)Rivera, Antonio. El gran enigma de los platillos volantes. Barcelona: Editorial Planeta, 1966 y Plaza y Janés, 1974.
Andreas Faber Kaiser, Sacerdotes o Cosmonautas? Ed. Plaza & Janes. Barcelona. 1975
..se podrán ver las fotos del Apolo 8 ?
Habría que buscarlas, después te paso un canal de Youtube que tiene videos de NASA, supongo que se podrán encontrar.