Hoy en día, la idea de que el universo podría ser un gigantesco holograma está ganando cada vez más fuerza entre algunas de las mentes más brillantes de la ciencia. Los físicos David Bohm y Karl Pribram, a través de sus respectivos trabajos en física cuántica y neurociencia, han llegado de forma independiente a la sorprendente conclusión de que la realidad que percibimos no es más que una proyección holográfica de un nivel más profundo y fundamental de la existencia.
Pribram, neurofisiólogo de Stanford, comenzó a explorar el modelo holográfico del cerebro mientras estudiaba el enigma de cómo y dónde se almacenan los recuerdos. Sus experimentos demostraron que los recuerdos no residen en áreas localizadas del cerebro, sino que parecen estar distribuidos holográficamente por todo el órgano. Al igual que cada fragmento de un holograma contiene la imagen completa, cada región cerebral alberga información sobre la totalidad de las memorias.
Por su parte, el físico David Bohm, colega de Einstein, se vio fascinado por las implicaciones de la física cuántica, especialmente por el fenómeno de las “partículas gemelas” que parecen comunicarse a una velocidad superior a la de la luz, desafiando la teoría de la relatividad. Inspirado en la naturaleza holográfica, Bohm postuló que esta aparente conexión instantánea no se debe a una señal física, sino a que en un nivel más profundo, estas partículas no son entidades separadas, sino manifestaciones interconectadas de una misma realidad subyacente.
Juntas, las ideas de Bohm y Pribram sugieren que el universo en su conjunto podría estar estructurado holográficamente, de modo que cada parte contiene información sobre el todo. Esto no sólo explicaría fenómenos paranormales como la telepatía, sino que también arrojaría luz sobre las experiencias espirituales de unidad cósmica descritas por místicos a lo largo de la historia.
En un universo holográfico, nuestras mentes individuales serían como ventanas a una conciencia universal más amplia, donde todo está interconectado. Quizás el poeta William Blake tenía razón cuando afirmaba que “el universo puede ser visto en un grano de arena”. Si el modelo holográfico de la realidad se confirma, estaríamos ante una de las mayores revoluciones conceptuales en la historia de la ciencia.
Michael Talbot nació en Grand Rapids, Michigan, en 1953. Publicó siete libros: Mysticism and the New Physics, Beyond the Quantum, Your Past Lives: A Reincarnation Handbook, The Holographic Universe, The Delicate Dependency, The Bog, Night Things.
Asimismo publicó artículos en New York Times Book Review, the Village Voice, Ellery Queen’s Mystery Magazine, y en la revista Omni. Falleció en 1992.
catálogo de ArtFutura 1992.
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